Ocurren sucesos en nuestra vida que nos cambian. A veces no somos conscientes de cuánto. A veces necesitamos un proceso terapéutico para ver hasta qué punto nos ha transformado. Porque no es lo que vivimos, sino qué interpretamos, lo que nos hace madurar, llegar a sitios dentro de nosotrxs mismxs para los que no habríamos estado preparadxs.
Me gustaría compartir hoy una reflexión de una paciente, con su permiso y de forma anónima, que refleja el que fue un gran avance en su terapia y que hará que quienes estéis pasando por un desamor tengáis esperanza. Su carta dice así: «Una cosa es el amor y otra el compromiso. El amor es un sentimiento. Hay mañanas que te levantas llena de amor por la persona que tienes al lado, con un hambre voraz y empiezas con ella el desayuno. Hay mañanas que le miras y le ves calvo, y feo. Y tonto. Muchas mañanas.
Pero sigues por elección, porque es lo que quieres: has decidido que el proyecto que habéis fabricado juntos es lo que vas a hacer. Como cuando eliges tu carrera y hay asignaturas que no te gustan. Yo siempre he querido un nido y claro que me ha dolido perderlo. Pero tú en relaciones eres un crío y yo no soy mucho más madura. Personas a medio formar: estaba condenado al fracaso en cuanto alguien viviera una mínima experiencia. Yo no quiero que te sientas culpable. Yo no te guardo rencor.
Madurar es aprender a jugar en lugar de quejarte de las reglas. Aceptar que utopía no existe: ni la pareja utópica, ni el trabajo utópico. Que las personas engañan y son egoístas. Y no hay que apenarse por ello porque de nada sirve. Es enfocarte en las cosas buenas que tiene el día a día, que son muchas. Crear proyectos que te motiven, disfrutar de la compañía de un chico que te inspire y te haga creer en lo utópico un rato sabiendo que es un sueño, real mientras lo vives, pero siendo consciente de dónde tienes los pies. Con suerte, después de entender un poco quién eres y qué quieres, encuentras un compañero que quiera lo mismo que tú y se atreva a conocerte. Que sienta amor por ti un alto porcentaje del tiempo, pocas veces ira y hayáis aprendido a resolver conflictos. Intimidad y confianza.
Ya lo tienes: Pareja el resto de tu vida. Una funcional además. Os querréis (elección) y os amaréis a menudo (sentimiento) Y podrás cantar por las mañanas y preparar la cena con una copa de vino en la mano, y discutir en el coche, y agobiaros por las facturas… Lo anterior a eso es la adolescencia: Pasiones intensas y dramáticas en las que un día todo reluce y otro sólo hay oscuridad. Todo es poético y teatral. O desgarrador. Y cuando deja de serlo necesitamos el cambio. Siempre un nuevo amor, siempre en fase de enamoramiento o desamor, adoleciendo.
Siempre guardaré un amor genuino para las personas que fuimos, como el que guarda un diario de infancia. Pero aunque una parte de mí siempre te ame, ya no te quiero.
Un saludo y mucha suerte.»